Soy bueno comiendo
(quizás, demasiado bueno). No siempre como saludable, pero sí como mucho, y en Venezuela
eso ya es un gran logro. Teniendo en cuenta estos puntos, es sorprendente que yo
sea tan malo en el desayuno. Es la comida más importante del día, pero por lo
general lo omito por completo. Es por eso que decidí hacer mi propia rutina del
desayuno. Durante una semana, mi familia y yo nos sentaremos para tomar el
desayuno junto sin televisión o cualquier otra distracción, y así ver si hay alguna
una diferencia. Gracias a mi esposa y a mis dos hijos por haber participado. Lo
hicieron porque me quieren y también porque los soborné con comida.
Día
1
Puesto que ésta es mi idea, me encargué de la comida. La primera impresión es la que cuenta. Así que me levanté muy temprano y utilicé una vieja receta familiar… le entregué dinero a una chica y ella me dio un rico desayuno de arepas. Todo sabe mejor cuando lo haces tú mismo.Lo primero que noté cuando me senté con mi familia es que somos muchos. De alguna manera, nunca me había dado cuenta lo grande que somos. Comemos juntos todas las noches, pero normalmente no nos miramos. Para ver la televisión, solemos sentarnos unos al lado del otro (como si estuviéramos en la Última Cena de Leonardo Da Vinci). Tal vez Jesús y los apóstoles también tenían un LCD de 60 pulgadas.
Día
2
Teníamos
arepa de nuevo. En realidad, eran las que sobraron del día anterior. Fueron hechas
hace 24 horas, pero sabían aún mejor porque esta vez no tuve que salir de la
casa en la oscuridad y con frío para conseguirlas. No me mires por comer arepa
dos días seguidos; Felicítenme por no comernos toda la docena de arepas el
primer día. Me merezco una medalla, o tal vez más arepas.
Mis
hijos estaban encantados de tener arepa por segunda vez. En cuanto a pasar más tiempo
junto, creo que hemos avanzado. Los 10 minutos que nos sentamos en la mesa era
una oportunidad para compartir nuestros sueños y esperanza, pero la mayoría del
tiempo mis hijos los usaron para luchar.
Día
3
Es
miércoles, así que hice panquecas. Mi esposa tuvo una experiencia de amor/odio
hacia mí. Me amó porque hice el desayuno nuevamente, y me odió porque la
obligué a hacerme la mezcla para panquecas el día anterior (mi familia es muy
delicada con el tema del sabor de sus
comidas). Ahora que mis hijos son un poco más grandes, decidí
sorprenderlos con el mejor desayuno que tenía para ofrecer. Lamentablemente, yo
era el único que lo comía. Mis hijos no les gustan acompañar sus panquecas con
jamón, queso y tocineta. Mejor para mí, comí 4 raciones más 2 extras que me
había preparado.
Comer
todo el desayuno me hizo que mi día fuese más fácil. Salimos a pasear al medio
del día, y la comida extra retrasó los llantos de mis hijos para buscar algo
que almorzar.
Día
4
Esta
vez mi esposa se hizo cargo. Ella sirvió sándwiches, no porque tuviera hambre y
quería salir rápido de eso, sino porque quería demostrarme su punto. Al
parecer, es posible hacer un desayuno sin el desagradable sabor a quemáo.
Lección aprendida.
Día
5
Viernes.
Existe una extraña fuerza que te impide salir temprano de la cama. Si el sándwich
que hice es desayuno de campeones, lo que no sabía era que los campeones
desayunan a las 12 del Mediodía.
Día
6
Buena
noticia: Mis 2 hijos deseaban desayunar Cereal. Mala Noticia: En la casa no
había Cereal. Pésima noticia: Vivo en Venezuela y no hay muchos sitios que
vendan cereal. Regrese a casa a la 1pm. Desconozco que desayunamos.
Día
7
Nos
quedamos sin ánimo y sin días, así que nos quedamos con cereales y tostadas
para completar el experimento. Tengo 43 años, y aprendí que si algo dura más de
75 segundos es cocinarse, lo voy a quemar. Necesito algún tipo de sonido de
advertencia. O necesito alguien que me cocine. Solo una de las condiciones, se
podrá cumplir.
Después
de desayunar con mi familia durante una semana, tuve tres revelaciones
importantes:
1. Siempre
hay tiempo para comer. Además de ser la comida más importante del día, el
desayuno es también el más rápido. Ayuda a que mis hijos no mastiquen. Nunca
llegamos tarde a ningún sitio. Bueno, tampoco llegamos temprano a ningún sitio.
No estoy tan ansioso de llegar al trabajo de todos modos, por lo que
procrastinar el comienzo del día estaba muy dentro de mi conjunto de
habilidades.
2. Me
ayudó a evitar comer bocadillos durante toda la mañana. Esto fue un gran
beneficio, ya que todo lo que como entre comidas está cubierto de chocolate y
contiene suficientes calorías para sostener un pequeño pueblo durante una
semana.
3. Mi
familia puede sobrevivir una comida juntos sin ver la televisión. Siete
comidas, en realidad. No necesitaba sacar esas pólizas de seguro de vida en
caso de que mi esposa e hijos me asesinaran.
Desayunar
con mi familia sin duda tiene beneficios. No estoy seguro si lo haremos todos
los días, tengo una historia larga y contundente de no hacer cosas que son
buenas para mí, pero es algo que consideraré. Por lo menos, tal vez finalmente
convenceré a mis hijos de comer mis panquecas con jamón, queso y tocineta. O
mejor aún, tal vez, desayune todo los días.
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