Desafortunadamente, la vida no es como la pintan las novelas, y los padres debemos hacer siempre una amenaza en cada comida. Ya sea una amenaza suave, o fuerte, o en el peor de los casos, un grito.
¿Alguna vez has tratado de comer en paz sin gritarles a tus hijos? Para cuando llegue la primavera, los pájaros estarán cantando, las flores floreciendo, y seré el orgulloso dueño de dos delincuentes juveniles.
El hecho es que vivimos en familia y todos dependemos de todos; es más, nos volvemos humanos gracias al contacto entre nosotros. Para convivir, necesitamos normas que indiquen lo que está permitido e impidan que nos perjudiquemos unos a otros. Yo tengo mis propias reglas para cenar. No golpearse. No morder (excepto la comida). Si la cena está muy buena es aceptable que se la den a su Papá y mejor si es pizza. Mamá tiene sus propias reglas. Está bien derramar un poco de la bebida, pero no hacerlo a propósito. No hay equipos electrónicos en la mesa. Nuestros hijos también tienen reglas. No están escritos en ninguna parte. Se comunican a través de lágrimas, gritos, risas o lo peor de todo, pidiéndome cortésmente que arreglara cualquier regla que rompieron... una y otra y otra vez hasta que se las perdono o me volviera loco y muriera.
El agua debe estar temperatura ambiente
Hemos sido bendecidos para no tener que traer jugo y soda en nuestra mesa. Simplemente no la compramos. Nuestra bebida siempre es agua. Desde que nuestra hija empezó a creer que el agua fría le iba a dar gripe no exige que se sirva así, lo ordena como en un restaurant.
Yo: ¿Qué quieren beber?
Sophia: Me gustaría mi pote rosado de Minnie Mouse de agua tibia... por favor.
Fabián: Sí. SIN HIELO, No agua congelada.
Lo que ella quiera, su hermanito también quiere.
Fabián: Y QUIERO POTE DE MINNIE MOUSE, creo
Lo que un hijo recibe, el otro niño también lo debe obtener.
Aprendí hace un tiempo que debo comprar dos de todo. Tenemos 2 platos azules, dos rosados. Tenemos tazas de princesa y de monstruo. Potes de Minnie y Potes de Spiderman. 2 de ambos. No hay asignación de género a nuestros platos, independientemente de lo que dicte la cultura. Fabián no quiere platos de varón y Sophia no quiere platos de chica. Sophia quiere lo que tiene Fabián y viceversa. Y Dios quiera que uno de los platos no esté sucio ya que entonces Sophia exige limpieza.
Fabián: QUIERO POTE DE MINNIEEEEEEEEEEEEEE
Yo: Calma, el pote está sucio.
Sophia: Papá, ¿te importaría ir a lavar el pote y usar ese cepillo que usas en el fregadero para lavarlo para Fabián? Creo que eso lo haría feliz.
Yo: No. Puede beber del pote de Spiderman.
Fabián: QUIERO POTE DE MINNIEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
Sophia: Papá, recuerda cuando lavaste el pote para mí una vez. Fue muy rápido. ¿Vas a lavar el pote para Fabián?
Y así sucesivamente me tratan: Gritando, cortes. Gritando, cortesía. Y luego lavo la taza a regañadientes.
El orden es esencial
Mi esposa y yo hemos luchado con esto por mucho tiempo, pero no podemos. Los adultos se llevan a la boca una mezcla de carne, arroz y plátano o papa, cosa que para los niños es un pecado capital. Primero debes comerte el plátano o papa (o cualquier acompañante que tengas) cuando termines, puedes comerte la carne, pollo, pescado o cualquier cosa que te sirvieron y por último, te podrás comer el arroz.
Y lo que pudo haber sido un almuerzo de 25 o 35 minutos, se convierte en una jornada de 4 horas.
Por qué? porque sí.
Debe haber pan
Es casi indescriptible cuánto aman mis hijos, el pan. Sabes esas historias de familias realmente desafortunadas que tienen que sobrevivir comiendo solo pan y agua. Mis hijos serían felices si cada día pudiera comer pan y agua. Esa es la comida de sus sueños. El otro día, la maestra le preguntó a mi hijo cuál era su comida favorita y respondió, pan. No pan con mantequilla, o jamón, o queso. No. Pan solo.
De hecho, creo que la única razón por la que comen toda su comida es para poder comer pan al final de su cena. Y es típico escuchar en mi casa una amenaza del tipo: "Quién no se coma toda su comida, no va a comer pan".
Y esa mis amigos, es alguna de las reglas en la casa de los González.
Bueno, los más pequeños de la familia deberían estar sentado cenando en paz, pero creo que primero se derretirán los polos. Y si he aprendido algo durante estos años, es que los hijos crecen rápido y, sólo pasarán unos meses antes de que yo los llame a cenar y ellos se queden en sus cuartos haciendo cosas que no se supone que hagan.
Oh la cena esta lista, la mesa se ha servido.
Repito, la cena se ha servido y estamos atrapados.
Envíe refuerzos.
Envíen cacao.
Envíen licor de cacao.
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